viernes, 3 de septiembre de 2010

La vida

Muchas veces la vida se asemeja a una enorme y transitada estación de trenes. Ves la gente pasar en todas direcciones y no sabes qué tren tomarán, hacia dónde se dirigen. Ignoras si sus viajes serán largos o breves(incluso ignoras la extensión y alcance de tu propio andar). Hay gente que no va a ninguna parte; que sólo merodea allí, contemplando extasiados a los muchos que arriban mientras otros parten...
Hace unos días una señora que pasa los 60's me pedía opinión sobre su primer cuento (muy interesante por cierto), dudando si aun tendría tiempo para iniciarse en el oficio de escribir... Hoy, un amigo entrañable me habló de la inminente partida de su padre; de ciertos problemas de salud de su esposa, mientras a unos pasos de mi asiento, una mujer muy enferma declaraba querer seguir viviendo, aunque ignora el grave acecho de su padecimiento... Entonces te pones a pesar el tiempo, a tratar de deconstruir la existencia, conocer mecanismos, tuercas y tornillos que hacen de la vida lo que es... lo que cada cual cree que es... Del letargo me saca una llamada telefónica de mi hijo. Eufórico, anuncia el embarazo de su novia. Luego un mensaje electrónico da cuenta de mi nombramiento para un buen trabajo en mi campo profesional; y leo a una amiga declarar en Fb su alegría de vivir... Entonces abandono mi atalaya en el viejo banco de hierro fundido. Me dirijo al andén, busco en las pantallas la ubicación del tren de más largo recorrido, y salto a la plataforma del coche más cercano. Es el coche-bar. Pido un trago y me acomodo frente a una ventanilla. Cuando el convoy (que ya no traquetea fatigoso como en los viejos tiempos, sino que silba en suspensión sobre los rieles), comienza a moverse... miro la multitud que llega y va, ahora enjambre borroso que se aleja en perspectiva y comprendo que la vida es eso, pero también es mucho más, y que es justo por eso que me estoy alejando... Tomo un trago que disfruto como toda una cena, dejo que el sol me ciegue por un momento y me dispongo a seguir, apaciblemente, a llegar a mi destino y saltar a un nuevo tren de largo itinerario... hasta que llegue el fin sin advertirlo. Entonces y aun desde antes, a otros tocara seguir con la indagación, mientras la vida pasa... siempre pasa sin que algunos nos demos cuenta, o cuando (para muchos) es ya demasiado tarde...

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